Gilly, Tavanti y Radicioni

File:Gilly Perspektivisches Studienblatt 1798-99.jpg
(Perspectiva. Gilly, F., 1798-99)


Y un niño vestido de blanco sale de escena, y toda la arena, la estructura y hasta la música funden a negro. El espacio, sin él, es solo oscuridad y unos focos que están rompiendo la cuarta pared, diciendo que todo es un montaje, lo proyectado y a lo que verdaderamente iluminan: al espectador. 



Todo es falso, la arquitectura se me hace un sinsentido. Siendo claros, en mi relación con ella: estoy mal. Necesito volver a creer que la arquitectura no es solo producción, pero a medida que se acerca el momento de "salir al mercado" veo claro que hasta los mejores de los nuestros solo producen arquitectura en vez de... ¿hacerla? No les juzgo, hay que comer, hay que producir para poder hacer (Samuel diría crear, es el léxico de su círculo). Nadie puede exponer en la Royal Academy sin antes pervertir sus formas. 


Cuando Kollhoff presentó este dibujo habló de la arquitectura del peso, de un pasado proyectado hacia la no temporalidad. También podría ser un futuro. He de acabar el dibujo de la Casa de la Palmera 50 años después. De todos modos quizás el encantado de conocerse tenga razón y la arquitectura sea solamente eso, algunas piedras amontonadas cuyo sentido desaparece cuando el niño, vestido de blanco, marcha. 

Estos días, que han sido una bacanal de lágrimas (me gusta llorar, no por la pérdida sino porque esta se pueda dar), los que marchaban eran otros, nuestros compañeros de meses. Personas que se resignan a aprender alemán y buscar un trabajo pese a que adoran nuestro mar y nuestra pasión por la comida. Ojalá organizar paellas todos los días en vez de tener que vivir sometidos a recolectar bayas trabajar. Al irse (hay que decir sus nombres: Alessandro, Perro) fotografiaban la lámina de Gilly. Fotos del garaje de bicicletas, de la lavandería, del cuarto... piedras y piedras que les van a recordar cuando ocupaban esos lugares, momentos antes del fundido a negro de Fellini. ¿Cómo puede el espacio ser el símbolo para que almacenen sus memorias? ¿Cómo podemos no pensar en eso?

En última instancia me sobra lo demás. Me parece que solo una arquitectura cuyo origen mismo sean las personas puede guardar de verdad algún valor trascendente ahora mismo. Una vivienda, la obra pública, lo afectivo, me interesa. No digo que lo otro no sea arquitectura, pero me repele su falta de humanidad.

Y a escena vuelve otro actor, que lleva chaqueta polar y mote canino, y se gira una última vez antes de torcer la esquina y no ver el edificio nunca más. Y yo estoy en la ventana, y el muy mamón me grita que sabía que estaría ahí. Y de sobte los focos se apagan, porque este edificio, producido en el fondo para ganar dinero, deja de pertenecer al arquitecto y al promotor, deja de ser una farsa. Cobra sentido y aparece en la perspectiva de Gilly: ya está en el páramo del tiempo. 


















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