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Mostrando entradas de abril, 2019

Tributo de entretiempo

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(Izquierda:  Le saint des saints c'est de moi qu'il s'agit dans ce portrait. PICABIA, F.,1915) (Centro:  Portrait d'une jeune fille americaine dans l'état de nudité . PICABIA, F.,1915) (Derecha:  J'ai vu et c'est de toi qu'il s'agit, De Zayas! De Zayas! Je suis venu sur les rivages du Pont-Euxin . PICABIA, F.,1915) "Hay unos papeles que se pegan a los zapatos y que, aunque uno es prudente y espera a que ellos se suelten, hay que enfadarse con ellos para que no nos sigan." Ramón Gómez de la Serna A medida que mis amigos fueron teniendo hijos fui dándome cuenta de que siempre trataban de evitar reproducir la principal carencia de su infancia. Elsa, que había vestido siempre la ropa de su hermana mayor, se aseguró rápidamente un sueldo holgado con el que poder comprar ropa nueva a sus hijos; Jesús, que siempre se sorprendía cuando visitaba la biblioteca de mi casa, llenó la suya de libros, aunque él no supiera leerlos. Quizás

"Emplazamiento"

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En nuestro análisis de nuestra Ciutat Vella, la apantallada, dijimos: "Hoy, cuarenta años después de la propuesta para incentivar el turismo que desarrolló el Departamento de Urbanismo ( con la colaboración de sus alumnos, claro ), las murallas son parte vital del engranaje turístico de Valencia. Habilitar las murallas como andenes desde donde contemplar la ciudad había sido, probablemente, el mejor proyecto urbano de los últimos años; solo igualable, quizás, por el uso del antiguo cauce del río como autopista. Parte del éxito del proyecto, entendemos, procede de la poca inversión requerida. Las murallas, desde la consolidación de la ciudad, ya habían sido utilizadas por los ciudadanos como senderos elevados que prevenían de los tortuosos y peligrosos caminos de la Ciutat Vella . Es por ello que muchas calles y plazas ya contaban con escaleras de acceso.   Sin embargo  no todo es color de rosa . Ciertamente gracias al proyecto los turistas pueden contemplar la ciudad como s

Reviscola

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¡Una bolsa! ¡Una bolsa! -gritaba alguien hoy cuando salía yo del metro. Siempre me ha costado reaccionar ante estas situaciones, las siento ajenas. Ese tipo de sucesos son para quienes emprenden luego el resto del largometraje y a mi, que no me llega un sueldo de protagonista a casa, siempre me da la sensación de ser mero figurante. Maravillosos los vocativos por permitir saltar directamente al nudo. Hoy, quizás animado por lo primaveral de abril, me he girado. Tal vez esperaba que esta vez el protagonista volviera a ser Ryan O'Neal, él entiende de intercambios de bolsas (algo menos entiende Arcand, que se ha armado un poco de lío). De todas formas y para mi sorpresa la bolsa no era sino Bolsa. Y el despistado protagonista no era sino cierto arquitecto holandés.  Yo lo hacía muerto pero, a juzgar por la indiferencia de los demás pasajeros, debía equivocarme. De todos modos parece que lo de reviscolar es tendencia . Y yo que pensaba que no se podía velar más una trampa

¿Cuántas plazas puedes prometer?

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Y ya está. Esa es la pregunta. El proyecto como parking (o como garaje) solo tiene sentido si podemos responder a esa pregunta de antemano. Si no será un engaño, un espacio residual correspondiente a los vacíos de otro proyecto. Así que, salvo que emprendas una huída: ¿Cuántas plazas puedes prometer? (El beso de Judas. GIOTTO, 1304-1306, Capilla de los Scrovegni, Padua.) Si dudas, di treinta, y en caso de no quererlas siempre podrás arrojarlas de vuelta. Aunque ello implique  luego  arrojarse uno mismo.  Feliz semana, Santa.

¿El garaje? Hermético, por favor

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Quienes de alguna forma nos dedicamos, por oficio o afición, a la cultura visual, interpretamos la imagen más de lo que conscientemente se percibe. El cine, en tanto que trepidante sucesión de imágenes (y perdonadme el galicismo), es probablemente el medio de la cultura visual más capaz de construir un relato. Por cada parpadeo dado aparecen más imágenes de las que jamás podrá ofrecer un hierático lienzo. Quizás por eso en algunos círculos de la escuela hablamos tanto de cine, concebimos la arquitectura más como un relato o una evolución que como una forma final, cristalizada y definitiva. Es también menos desasosegante ver así la arquitectura, pues de alguna forma se valoran los pasos previos. Desde que empieza el Pabellón de Melnikov en París hasta que acaba vemos pasar la esfera, la noria, la torre... Y después de tanto cambio de raccord al final solo sabes que la protagonista es la maravillosa Jean Seberg escalera, cuya presencia eclipsa a todo lo demás.  Sin embargo la r

Del sueño y la cocina II

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(De lo humano en el análisis, 2019) Hoy me he liado. No sé si ha sido porque llevo todo el día como un flan o porque me había saltado mi propia revisión previa a exponer, la cosa es que adjunto el lío: Visto esto, empecemos otra vez (spoiler, se viene turra). Y hagámoslo esta vez como aquella, con "nombres", porque si no al llegar al final de la entrada lector y escritor compartiremos algo más que el texto, unas irrefrenables ganas de dormir y llegar tarde a Instalaciones. Y que, con suerte, nos despertemos de tal sueño. 1. Geles Algunas entradas de Geles me aburren (aunque confesarlo es más bien excitante). Jorge dirá que es cosa de la falta de paciencia de nuestra generación pero yo creo que es más bien porque falta el factor estrella del curso, el tiempo . No estamos en la misma clase y no estamos haciendo lo mismo. Su seguimiento del enunciado es exquisito, analiza hasta el hastío todo lo analizable para encontrar en el propio enunciado su

Tomás, Tulio, Asel, Lino y Max

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¿Qué hacen Tomás, Tulio, Asel, Lino y Max en la misma habitación? Aunque no es una porno, el desengaño es igualmente impactante. Quizás sucede lo mismo con cierto chalet . En el papel pone que es maravilloso, pero tendríamos que preguntarle al hombre sin nombre si lo es tanto. Lo que no es, seguro, es porno.  (Revista Primer Acto, nº167)

Un tigre, dos tigres, tres tigres

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( Architoon-Houston . TIGERMAN, S., 1983) Aunque deshacerse en elogios hacia un ponente del que se ha sido profesor es casi como darse palmaditas en la espalda propia hay que reconocer que, discrepancias puntuales a parte, os han dado motivos de sobra para hacerlo.  Dice Raúl (aunque seguro que no lo piensa siempre) que la humildad no está en la arquitectura, que nuestra disciplina no tiene moral. Dejando de lado lo discutible de la afirmación, lo que sí puede tener la arquitectura es humanidad. Y esta ha sido, precisamente, el éxito del ciclo de conferencias. Porque para traer estrellas ya están los jueves, pero nadie aborda nuestras inquietudes humanas mejor que nosotros mismos, y de eso, entendemos, iba esto. Es verosímil pensar que podrían ser una proyección de nosotros, contándonos que será jodido, pero que todo irá bien. Y sin embargo no ha sido exactamente así. Hoy ha sido la primera conferencia en la que se ha hablado más directamente de algo que ha estado latent

The Sun Cruise Resort

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( Las Vegas? , 2019) "Además de los pabellones de los países que participaron en la exposición (de Artes Decorativas en Paírs, 1925) , los franceses ajardinaron completamente el recinto de la exposición y levantaron un gran número de construcciones, puertas de acceso, grupos escultóricos y fuentes, restaurantes, atracciones de feria [...] que los soviéticos vieron como una muestra de la decadencia occidental y que Kogan describió del siguiente modo: [...] Posiblemente algunas atracciones daban con más relieve la idea sobre el París de entonces. La capital del mundo, donde todo estaba a disposición de un público rico y saciado, que seguía pagando con generosidad a sus sirvientes. Vamos a ver en qué se gastaba el empresario francés su extraordinaria imaginación. He aquí dos muestras: "El baño de los negros. Atracción única en París". Por un franco se podía tirar contra un blanco en el que recibías un premio un tanto inesperado: a uno de los dos negros sentad

Del sueño y la cocina I

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( Campbell Soup Can . WARHOL, A., 1965) ¿Qué es una pregunta? Mi problema principal con Marcuse es que, después de un acertadísimo y absolutamente vigente análisis sobre la condición del trabajador occidental tras la II Guerra Mundial, se niega a reconocer las necesidades impuestas por el sistema como propias del individuo. Por supuesto habla de la identificación del individuo con dichas necesidades pero, no obstante, realiza una dicotomía, en mi opinión simplona, con respecto a ellas. Con una soberbia propia de quien se sabe meditado clasifica las necesidades en verdaderas y falsas con una claridad más típica de la filosofía clásica que de un individuo moderno. Y creo que es esta relativa anacronía la que, a largo plazo, ha dejado en fuera de juego al marxismo europeo.  No importa que sea más que razonable y hasta evidente que hay necesidades ajenas al individuo que le son impuestas desde factores externos a cambio de una felicidad y una identidad social. La cuestión es

Valencia apantallada

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“Hagamos una cosa. Observe detenidamente el mundo que le rodea e intente memorizar cada uno de los detalles de su vecindario, de la casa donde vive y de los objetos que en ellos se sitúan. Ahora desaparezca durante una temporada, váyase a vivir a otro lugar, búsquese un trabajo en el extranjero o viaje simplemente por placer. Pasado un tiempo prudencial (un mínimo de 10 años) vuelva al lugar de donde salió y pruebe a reconocer las cosas; verá que todo es distinto, que nada tiene que ver con lo que memorizó en su día, debido a dos causas. La primera es que nuestra memoria es traicionera y sus recuerdos son visiones fragmentadas que con el paso del tiempo pierden consistencia, se despellejan y desvanecen. La segunda es que ha llegado a un lugar diferente del universo; sí, aunque le resulte paradójico, ese no es el vecindario del que salió, simplemente es otro lugar. No es una sensación nueva, nuestros antepasados del Paleolítico  ya la experimentaban cuando volvían a un lugar que había