Krútikov, los talleres y para quién nos formamos

(Segundo tipo de vivenda desarrollado para La Ciudad Voladora, Krústikov, G., 1928)

"Los proyectos de curso y de licenciatura de los estudiantes de los Vjutemás, que por aquel entonces se difundían en publicaciones de arquitectura soviética e internacionales, tuvieron un papel primordial en las investigaciones creativas y en la consolidación de la arquitectura soviética de vanguardia. Entre estos proyectos, por norma general, los más interesantes llevaban la firma de los estudiantes de Alexandr Vesnín (constructivista) y Nikolái Ladovski (racionalista). Tras conquistar los Vjutemás, Vesnín y Ladovski se dedicaron a formar equipos de estudiantes que aplicaran sus enseñanzas. De hecho, ya hacía años que tenía lugar una competición tácita entre los proyectos de licenciatura que presentaban los estudiantes de los líderes de estas dos principales corrientes de la vanguardia arquitectónica.

En 1925, Andréi Búrov, estudiante de Vesnín, fue premiado con un viaje de estudios por su brillante proyecto de licenciatura para una estación de ferrocarril. En 1926, Mijaíl Kórzhev presetó un magnífico diseño para un estadio realizado en el estudio de Ladovski. Ivan Leonídov, del estudio de Vesnín firmó en 1927 un proyecto de licenciatura [...]Corría el año 1928 y en los Vjutemás el período de defensa de los proyectos había concluido. Tanto estudiantes como profesores se disponían a disfrutar de sus vacaciones de verano, sin embargo, todavía quedaba un proyecto por presentar. La defensa del proyecto, que llevaba un retraso muy inusual, se esperaba con gran interés. Circulaban rumores de lo más contradictorios, nadie sabía sobre qué versaba concretamente el proyecto de Gueorgui Krútikov.[...]

El tribunal de la Facultad de Arquitectura de los Vjutemás-Vjuteín llevaba a cabo una evaluación preliminar de los bocetos para el proyecto de licenciatura. Cuando llegó el momento de presentar los diseños al tribunal [..] Krútikov fue el único que no entregó los bocetos, arguyendo que todavía no estaba preparado. En su momento el tribunal había aprobado a Krútikov el tema del proyecto "planificación urbanística de una ciudad", pero nadie había visto dibujo alguno. Finalmente se fijó una fecha límite para que Krútikov presentara sus apuntes.

[...] Tuvo lugar en las dependencias del laboratorio psicotécnico que dirigía Ladovski, donde las paredes, el techo y el suelo, estaban pintados de negro. En el centro de la sala Krútikov dispuso seis mesas en forma de U, extendiendo sobre ellas numerosos recortes de diversas revistas. Se colocó en el centro, mientras los miembros del tribunal circulaban de mesa en mesa por el lado exterior, escuchando sus aclaraciones.

Hay que puntualizar que los trabajos de licenciatura más interesantes de los Vjutemás-Vjuteín no se limitaban a la ejecución profesional de un diseño para un objeto concreto, sino que también implicaban una solución creativa a un problema determinado. Por esa razón muchos proyectos incluían una parte teórica más o menos amplia que solía analizar de forma gráfica la cuestión [...].


Tras hacer circulas a los miembros del tribunal alrededor de las mesas, Krútikov les enseñó varios bocetos en los que se representaba una ciudad en el aire.  Eran esbozos hechos a tinta sobre pedazos de papel de todo tipo. Al haber invertido la mayor parte del tiempo en el análisis del problema, Krútikov no había conseguido alcanzar con su trabajo el estadio en el que habitualmente se daba el visto bueno a los bocetos [...].

Ladovksi dio una nota muy alta a Krútikov [...] Rilski, que era entonces el decano de la Facultad de Arquitectura, al hacer balance de la presentación, propuso conceder a Krútikov un plazo de diez días para entregar su proyecto de licenciatura terminado. [...] 

Tras la salida de los miembros del tribunal, los amigos y compañeros de Krútikov en la ASNOVA (Asociación de Nuevos Arquitectos) entraron al laboratorio ansiosos por conocer los resultados de la presentación. Uno de los miembros activos de esta organización creativa y líder de su ala juvenil más radical, Víktor Balijin, declaró que el cumplimiento del plazo para la defensa del proyecto era un asunto que afectaba a [...] todos los miembros de la organización. En esta breve reunión se decidió que Krútikov debía dedicar sus energías a concluir el marco teórico del proyecto y a elaborar los bocetos principales. A partir de estos y bajo su dirección sus amigos se encargarían de completar el diseño del proyecto.

La evaluación que recibieron los bocetos de Krútikov por parte el tribunal tuvo una amplia difusión en el Vjuteín y la defensa final armó cierto revuelo. El día del examen muchos llegaron con gran antelación. Los asistentes tomaron los sitios casi por asalto, se sentaron incluso en las mesas y los alféizares." Gueorgui Krútikov: La ciuda voladora, utopía y realidad. Selim Omárovich Jan-Magomédov, 2008. Traducción de Miquel Cabal Guaro. Pasaje: Revuelo en los Vjutemás.


Probablemente el proyecto de circo romano taller de nuestra escuela no está mal, lo que está mal es el uso del aula. No está mal porque podemos imaginar las piernas colgando de la barandilla, agolpadas para asomarse a la arena, aún más abarrotada, en la que Krútikov podría estar presentando su particular ensoñación. Hay que observar que el ancho no es suficiente para cruzarse dos personas, por tanto, o fue una decisión estúpida o se preveía la quietud de una de ellas.

De todos modos dicho uso quedará solamente en nuestra imaginación. Pese a ser una escuela tan obsesionada con crecer (hasta perder los números de arquitectos salientes a un mercado laboral saturado) y pese a haber renunciado a la docencia doméstica (esa que nos acercaría a la Bauhaus y a la residencia en la propia Escuela) en favor de la cantidad, nuestra facultad es incapaz de generar aglomeración con un proyecto de un alumno. Y no sé si es el miedo a la confrontación el que hace que no se reconozca que en la propia institución se enseñan varios tipos de arquitectura, o si es la necesidad de justificar ante Bolonia que lo que aquí se imparte es efectivamente formación en arquitectura pero creo que no hay que renunciar a enseñar algo más.

La universidad no puede ser solamente un lugar en el que sacarse un título y aprobar asignaturas (y esto va por nosotros), ha de ser una verdadera formación en la que conferencias, finalizar un proyecto ajeno o estudiar un examen se reconozcan igualmente como actividades lectivas (y eso va por ellos). 

Entiendo (en realidad imagino entender) que se busca minimizar rencillas, el show y las disonancias, pero hay que interesarse más en qué docencia impartimos. ¿Somos una máquina de formar o queremos poder ir a cualquier rincón y hablar de qué sucede en sus espejos? Creo que más que hablar de cifras o flip-teaching (que en el fondo reduce la relevancia del profesor, confiando la explicación a un vídeo o una presentación y denostando el arte de explicar) hay que hablar de los alumnos. Poder ir a cualquier aula y saber qué arquitectura se sueña en ella. Hay que exprimirnos, tenemos que exprimirnos, pero no hacia el aprobado, sino hacia la evolución que planteamos. ¿Cómo vamos a explicar a la historia que la supuesta vanguardia contemporánea salga de estudios privados? ¿Quién asumirá la responsabilidad del fin de la evolución arquitectónica cuando las universidades solo sirvan para crear arquitectos para X estudio? 

No podemos volver al arquitecto creador y confiar en que el genio de Schinckel, Corbusier,  Koolhas, o Silvestre tome el mando de la arquitectura. No después de las experiencias de principios del XX. Más grupos de desarrollo, más publicaciones sobre los alumnos y más proyectos utópicos de fin de carrera. O la arquitectura la harán ellos; y nosotros se la grafiaremos. 

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