The Sun Cruise Resort

(Las Vegas?, 2019)

"Además de los pabellones de los países que participaron en la exposición (de Artes Decorativas en Paírs, 1925) , los franceses ajardinaron completamente el recinto de la exposición y levantaron un gran número de construcciones, puertas de acceso, grupos escultóricos y fuentes, restaurantes, atracciones de feria [...] que los soviéticos vieron como una muestra de la decadencia occidental y que Kogan describió del siguiente modo:

[...] Posiblemente algunas atracciones daban con más relieve la idea sobre el París de entonces. La capital del mundo, donde todo estaba a disposición de un público rico y saciado, que seguía pagando con generosidad a sus sirvientes. Vamos a ver en qué se gastaba el empresario francés su extraordinaria imaginación.

He aquí dos muestras: "El baño de los negros. Atracción única en París". Por un franco se podía tirar contra un blanco en el que recibías un premio un tanto inesperado: a uno de los dos negros sentados sobre la plataforma se le abría una hueco y caía al agua. Pero esta atracción no se podía comparar con otra más dedicada a los hombres, que se llamaba "No dejen dormir a las chicas". Por dos francos y medio le entregaban al jugador un plato con cinco bolas de madera. En la pared opuesta a la de la entrada había dos camas donde estaban tumbadas dos jóvenes, una morena y otra rubia, cubiertas con mantas. Si al tirar la bola se alcanzaban los círculos colocados encima de las camas estas volcaban y las chicas caían desnudas chillando. El frenesí legaba a tal punto que había personas tirando durante una hora." (Mélnikov en París, 1925. GARRIDO, G., 2007. Arquia/Tesis, Barcelona, pág. 27)

Sinceramente, el párrafo es de una barbarie impresentable. Si a día de hoy no dudamos de catalogarlo de exceso parece probable que, con el tiempo, el actual uso de gran parte del parque de viviendas de los centros para uso turístico también lo sea. O no...

El derecho a la dignidad no entra en conflicto con ninguna otra libertad o derecho y, en caso de hacerlo, claramente tira mano de jerarquía para imponerse. La "libertad de trabajo" no justifica en ningún caso la denigración de la mujer, tampoco de las madres. No obstante, cuando hablamos del derecho a la vivienda parece cantar otro gallo. Se habla de poder tener tantas propiedades como se puedan pagar, de ejercer el derecho de compra o de arrendamiento. Que me perdone el presbítero, como tantas otras veces, pero los cojones. Le dan ganas a uno de afirmar, como el impresentable de Proudhon, que "la propiedad es un robo".

El derecho a tener un techo es infinitamente mayor que cualquier falsa atribución que parezca dar El Mercado. Un sistema creado por el hombre (y me refiero al del asunto entre las piernas) no debe en ningún caso contar con más autoridad que el propio ser humano. Solo alguien que vive en una torre blanca puede defender que es más importante poder alquilar pisos que garantizar en las ciudades una accesibilidad justa a la vivienda. 

Pero vamos más allá de precios justos, es una cuestión de espacio urbano. En España desaparecieron la mayoría de asentamientos chabolistas de la periferia urbana (donde vivíamos hace nada) para asegurar unas condiciones de higiene y salubridad. ¿Es esto la culminación del proceso? Las calles de dichos conjuntos, por lo general mal construidos y de dignidad en ocasiones cuestionable, rebosaban vida. Luego pasamos al centro, lo adoquinamos, devolvimos la vida a sus hitos, quizás algunos soñaron con devolverlos a la gente. La realidad ha sido palpablemente más desilusionante, era el acondicionamiento para Mr. Marshall. 

Así como derecho a la vivienda debemos consolidar, probablemente, el derecho al paisaje urbano. ¿Si luchamos por evitar que una especie foránea sustituya a la autóctona en la Albufera por qué íbamos a permitir que la Plaza del Ayuntamiento se colmara con franquicias? ¿Dónde podrán comprar los vecinos del Carmen? ¿En el Carrefour Express? No es una crítica superficial, no estamos diciendo que no deba haber turismo, estamos preguntando cómo ha de ser.

Y preguntamos también por el ocio, ¿son pubs y discotecas lo mejor que podemos ofrecer en nuestros centros? ¿Eran las dos atracciones mencionadas lo mejor que podía ofrecer la Exposicón de Artes Decorativas del 25? 

Por cierto, el resort que da nombre a la entrada existe, quizás debáis buscarlo. Quizás debamos redibujarlo.

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