"Hitologia"

(Titanic. TIGERMAN, S., 1978)

Dudo que Thom Mayne desconozca de la existencia de su collage. Prácticamente toda su arquitectura (sí, cada enlace es una foto) va sobre él . Y no hablo, obviamente, de la deuda de su carrera con la postmodernidad, hablo literalmente: son todo "barcos" hundiéndose. 

Confieso que desconozco su obra más allá de las famosas viviendas en Carabanchel (con las que, en principio, podría estar de acuerdo), pero el resto de lo que he podido ver no pasa de coloso aséptico. No dudo de que trabajar para el poder económico con un presupuesto holgado facilita o hasta promueve la arquitectura liberada del programa para dar lugar a una relevancia más allá de lo útil. Es ciertamente más consecuente excederse cuando te respaldan maletines llenos de señores anónimos que cuando lo hace el vacío bolsillo de una familia. Hasta ahí todo bien pero:



¿Qué da el derecho de arrogarse el hito? ¿Lo decide el programa, la superficie, los medios disponibles? ¿O son las gafas redondas y el suéter negro?

En realidad el primer párrafo que escribí, hace ya unos meses, fue este: 

Un hito puede ser un monolito: un pincho entre tréboles, un mirador que se pudre entre coches o unas torres que ya no figuran; puede ser un vacío: un hueco compartido, un retranqueo donde vender perritos, un premiado descampado albanés... un edificio singular: una iglesia de pago, un pájaro metálico, una finca verde que no hace ciudad... 

Pero la verdad es que me parece una jarana de referencias demasiado veladas para que sean obvias pero insuficientemente pensadas como para ser un hito. No obstante el párrafo me sirve para hablar sobre mi inseguridad en este tema: todavía no sé posicionarme, y para mostrar también la variedad de formas en la que se nos puede presentar el jalón

En el fondo, como todo, esto va por escalas y según cómo discrimines. Me tienta ponerme a hablar de cómo un bar puede ser hito de un pueblo de Nueva Planta porque el faro que se diseñó con tal fin está ya (gracias a Dios) obsoleto o de por qué no lo son tanto las Torres del Turia si, en ubicación, son más impactantes que el Espai Verd. Hay una batería de preguntas impresionante.

¿Los hitos los hace la forma o los hace la gente? Y, si los hace la gente, ¿son para todos los mismos? ¿Se entiende el hito sin la norma? ¿Hay que agradecer a quien no hace hito la posibilidad de su existencia? ¿O son las tramas sin hitos ya en sí mismas uno propio?

Pero yo aquí he venido a hablar de mi libro, aunque hoy esté aburriendo más de lo normal. ¿Hacer un hito y liberar la expresión y el juego o dar la respuesta delicada y "seria"?

Me preocupa no hacer ya una arquitectura seria porque es la que me manda la razón: soluciones delicadas, que respetan la preexistencia, se abren a la ciudad y fortalecen Ciutat Vella como hito en sí misma y no como un pastiche de egos. Aunque los enuncie en su leyenda los hitos pasan casi desapercibidos en la totalidad del plano que nos atañe, el hito es lo tortuoso de nuestra ciudad. 

Eso es lo que creo y es lo que la ciudad necesita. Pero, ¿qué hay de la diversión? ¿Puede la arquitectura ser solo una respuesta encorsetada al mundo de lo real? ¿Qué hay de mi contexto personal y de mi divertimento? ¿No es también mejor la ciudad cuando nos hace reír, pensar, rememorar...?¿O qué hay de nuestro contexto como arquitectos? ¿Vamos a dejar pasar la oportunidad de contestar a Rudolph?

 ¿Qué hay, por favor, de la palabra GARAJE? O qué hay de la Comic Sans compartiendo espacio con el refugio...

(Qué hay de la Comic Sans, 2019)

La ciudad vieja es, probablemente desde Bolonia, la trama donde más se acepta la legitimidad de los hitos: son La Catedral, La Plaza de la Virgen o El Miguelete y ante ellos solo queda ponerse de rodillas y suplicar para que, de vetustos, no te desfallezcan encima.

Cualquier intervención en ella parece haber de plegarse a sus reglas, aspirar a la mímesis con más o menos gracia. Pero qué fantástico poner en sus calles un gran y azul cartel de Garaje que rivalice con la enorme senyera de Las Torres. Que me paren los pies.


Comentarios