Qué forma tiene una casa


(Lavabo y espejo, López A., 1967)


En referencia al texto Una casa es una casa, Nieto Edo, Francisco J., en Casa por casa, reflexiones sobre el habitar.

¿Qué forma tiene una casa?. Cuando en las facultades se habla del arquetipo de casa parece estar bastante aceptado que nos referimos al clásico dibujo de la fachada con ventana redonda y cubierta a dos aguas pese a que, obviamente, nadie vive ahí. Se ha asentado y aceptado dicha figuración hasta hacerla parecer un pensamiento elevado, como quien dice: aquello que dibujábamos ya era algo. Hasta tal punto llega que es de los primeros conceptos que se presentan nada más desembarcar en la carrera: el arquetipo. 

No voy a centrar mi crítica en el uso, docente y profesional, de ese recurso. A mi también me maravilló en las aulas de primero, de alguna forma justifica que hayamos acabado aquí, como decir que de pequeños jugábamos con Lego. No sé hasta qué punto es casi un tópico de primer curso, como hablar de los Tres Cerditos (fábula que, sin embargo, encuentro mucho más natural en su encaje). Sin embargo, se use o no, hay que enjuiciarlo, ¿es verdaderamente ese el arquetipo de casa?

Comentaba que nadie habita el dibujo, aunque todos los niños respondan con él a la pregunta ¿cómo es una casa? La realidad es mucho más compleja, incluso en su simplificación. Si queremos hablar de que el arquetipo de vivienda es un techo ni de lejos nos referiremos al dichoso garabato, en todo caso hablaremos de las cuevas y del nacimiento de la arquitectura (si acaso la parimos los seres humanos). Si queremos acercanos al hogar como una esfera de privacidad hablaremos de sensaciones (calidez, confort...), hablando probablemente de mobiliairio y, en cambio, si queremos tratar el habitar hablaremos de ciclo de la ropa, el objeto... 

Pero voy más allá, aceptando que la realidad de la vivienda puede resumirse en un esquema (una imagen), creo que si la pregunta se hace menos abstracta o a un público más experimentado la imagen real, más inmediata todavía que la cubierta a dos aguas, es la del interior de la propia. ¿Qué es tu casa? Acumular la ropa en la silla, tender dentro cuando llueve, ver la televisión, las vitrinas de la abuela... Ese es el verdadero arquetipo de la casa, no la imagen hecha trazo de la arquitectura vernácula. 

Yo, personalmente, me quedo con Lavabo y espejo. Aquí ya en un plano personal, para mi casa es un piso del expansionismo donde se tiende, ignorando la falta de ornato, en la fachada principal. Casa son cada una de las células que componen los bloques en la intersección de Calle Corbeta con Villanueva de Castelló. Es la pila llena de platos o el baño hecho persona. En un mundo con la mayoría de la población en las ciudades o emigrando a ellas y con unos recursos naturales limitados creo soberbio pensar que una casa es un edificio en medio de la nada. No se puede acusar de formalistas o inadecuados a unos por primar las formas cuando uno mismo considera otra forma para su propósito. El arquetipo de hogar está en el habitar y al leer el texto me parece leer a dos formalistas discutiendo sobre cuán alto ha de ser su salón o cuán gruesos son sus muros cuando deberían estar proyectando un lugar que dignifique, por ejemplo, la lavadora.

Y, puestos a justificar con simplificaciones nuestras ideas de arquitectura, habría que ver si no hay un cuarto cerdito que acoja en su vivienda de hormigón a los otros tres después de un sismo. Que, entrando al juego, más se parece el hormigón a la cueva (donde paredes y cubierta son una misma cosa) que el ladrillo.


(Informal Cubierta Jardín, 2017, Beniopa, Gandía)

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