Alzados Colgados


(La casa de la palmera, MIRÓ, J., 1918)


No sé si he visto alguna vez una palmera bien ubicada; quizás las reflejadas en los ventanales de cierta villa californiana (con trampolín). 

Y sin embargo sí creo haber visto casas bien ubicadas respecto a palmeras. El resultado final, al menos en teoría, es el mismo: palmera en la esquina de la fachada, pero ¿no lo viven con más naturalidad los protagonistas del Gauguin? En el resto de casos la vegetación, colocada tan a posteriori, parece haber olvidado que es más que la línea vertical que maquilla lo horizontal. (Y si no me creéis: plaza de la Reina). Me gusta la palabra inocencia (la expresión no es mía) como descripción de esas imágenes donde la vegetación parece ser un retoque a la arquitectura, esos alzados donde la figuración sigue el orden y la composición racional. Ahora bien, igualmente me gustan esas imágenes, tienen algo de omnipotencia. 

La cuestión parece radicar en hacer una casa junto a una palmera. No ha de ser la casa de la palmera, no pretendemos sustituir a nadie; ni la casa del árbol, no somos Lina Bo Bardi. La respuesta parece estar en una cuestión táctil. ¿Qué quieren los niños hacer con la palmera? ¿Y los vecinos?



(A Bigger Splash, HOCKNEY, D., 1967)



(Road in Tahiti, GAUGUIN, P., 1891)

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