Manitas de cerdo
(Mesa de la Plaza de Toros de Tánger, Valencia, 2018)
"[...] No todos los que renuncien a comerse sus manos se dedicarán a escribir. Muchos practicarán el tiro, la magia o las caricias. Habrá también algunos que, atrapados en la etapa anterior, continuarán ensimismados con el disfrute de su propia carne y vivirán de espaldas al progreso que supone comer manos extrañas. Enseguida la caza se combinará con el descubrimiento de la agricultura y la ganadería, de forma que cada familia poseerá una granja de manos, así como un huerto de manos, cuyos excedentes digitales se destinarían al comercio. Llegados a ese punto comerse las propias dejaría de ser una rareza para convertirse en una perversión, por lo que muchos escribirían para tenerlas ocupadas y evitar, de ese modo, el pecado social de devorárselas.
La escritura, en fin, nacida como un sustituto del alimento primordial, sería una variante del incesto. Pero el bricolaje, también" Millás, J.J. - Manos.
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